domingo, 5 de febrero de 2012

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL III

<< ¡Mami, mami! ¡Un iPhone! ¡Cómprame un iPhone! >>
Esto es lo que le escuché ayer decir a un total de seis niños de no más de cuatro años.
 La madre, servicial y convencida de su acierto, se va decidida a la tienda de la manzana más cercana (O en su defecto al ‘Corti’), y le compra al crio un cacharro de lo que se decía antes cien mil pesetas. Es decir, seis cientos euros, algo así como el salario mínimo mensual en España para que nos entendamos. No vaya a ser que el niño no tenga el último modelo de ‘smartphone’ y se sienta discriminado por sus compis de clase, quienes mientras tanto se dedican a ‘tuitear’ como la profe ha dicho pis y caca.
¿Es qué nos hemos vuelto locos?
Porque no me digas tú que un monigote con la boca repleta de dientes de leche necesita que se le compre el caprichito de turno. ¿Es que no vemos que eso no es un juguete?
Hoy en día hemos llegado a un punto de ‘modernidad’ tal, que se ha extendido la idea de que hay que sobre estimular a los niños, malcriarlos y darles todo. ¡No!
Al igual que los adultos hacen cosas de adultos y los adolescentes cosas de adolescentes, los chiquillos que no levantan medio palmo del suelo tienen que hacer las cosas que les corresponden.
Yo de pequeño jugaba con mis ‘Action man’, o hacía carreras con los cochecitos de plástico a través de la casa rayándole a mi madre los muebles y las paredes. O incluso, y eso ya era el ‘sumun’, conseguía que mis padres me comprasen una ‘gameboy’ para echarme una partida al ‘Pokemon’.
Y por la noche, mi padre, sentado al borde de mi cama, me contaba y leía toda clase de cuentos, desde ‘Pulgarcito’ hasta ‘La Fábula de la Hormiga y la Cigarra’.
Y mira por donde creo haber crecido perfectamente bien, sin necesidad de ningún exceso chorra e innecesario. Al igual que todos aquellos de ‘mi generación’.
 Pero vamos que no seré yo quien cambie esto, eso seguro. Y no porque no lo intente.
A modo de conclusión o reflexión final, lanzaré ésta cuestión al aire:
¿No es triste que vivamos en una sociedad en la que se cumpla aquello dicho por Óscar Wilde hace unos cuantos años?
Óscar Wilde: En estos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.

JUAN FERRAGUD – 2º Bachiller

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