Aquí os dejamos una entrevista donde este escritor nos cuenta con total sinceridad y cercanía cómo escribe, cómo lee, cómo siente y prepara cada historia.
1. Sabemos
que escribir es una de tus grandes pasiones. ¿Cómo compaginas esta pasión con
tu profesión de abogado? Ambas
tareas implican un esfuerzo intelectual, pero son totalmente diferentes. El
trabajo de abogado exige tener siempre los pies en el suelo, intentar no
divagar y basarte siempre en lo práctico (leyes, sentencias, especialistas en
la materia...). Escribir novelas, al menos en mi caso, es todo lo contrario. Es
cierto que hay una parte de documentación pero después viene la imaginación,
dejarte llevar por las sensaciones e imaginar historias, personajes y
situaciones. Ese cambio vertiginoso en la manera de pensar me encanta.
2. Tras
la lectura de tus novelas es fácil darse cuenta de la gran sensibilidad que
tienes por los problemas de los demás. ¿Qué te “apasiona” más la Literatura o
el Derecho? Sin
dudarlo la literatura. Pero tengo que deciros que empecé ambas ocupaciones de
manera simultánea. Durante mi juventud leía mucho pero no me atreví a escribir
una historia hasta que llegó el fin de semana tras mi primer día de trabajo. Es
curioso, fue como si la mente necesitara compensar esas dos maneras de pensar
que he comentado antes.
En cuanto a la sensibilidad lo
único que puedo decirte es que mantengo el mismo grupo de amigos de la infancia
y siempre me he movido en ambientes colectivos; reuniones, campamentos,
encuentros... Eso te hace conocer a mucha gente distinta y comienzas a entender
lo que nos une y diferencia; todo eso sirve...
Aunque la labor de escribir sea
solitaria, el escritor bebe de lo que lleva dentro, de lo que ha cultivado
desde niño. Con cada palabra va saliendo...
Es importante leer, pero mucho más es vivir.
3. ¿Cuándo
descubriste que escribir era tan importante en tu vida? ¿Cuándo empezaste a
hacerlo? Como he
dicho, mi mente tuvo la necesidad de compensarse y casi sin pensar me vi
recreando una historia real que ocurrió en mi pueblo (Cocentaina) en 1318. Un
extraño crimen recogido en documentos de la época que había leído años antes en
una publicación local. Como os he dicho comencé a trazar ideas en un cuaderno
la primera semana, y con el sueldo de los dos primeros meses me compré mi
primer ordenador. En cuanto lo instalé, esa misma noche comencé a escribir...
jajaja... (eso sí, no comencé por el principio. Escribí capítulos sueltos para
probarme a mí mismo a ver si era capaz... no fue fácil y me costó años
redondear la historia de Secretum Templi,
no os creáis.).
4. Secretum templi,
Las horas oscuras y La llama de la sabiduría son tres
novelas históricas emocionantes con las que sabes cautivar al lector desde el
primer momento. Es curioso como haces que el lector se meta en la historia y se
emocione con ella. ¿Cómo consigues contar historias del pasado y emocionar
siglos después? ¿Tienes algún secreto o técnica especial?
Creo que no hay secreto pero sí
una manera de enfrentarse ante la hoja en blanco. Lo primero hay que tener una
idea que te seduzca, aunque aún no esté del todo definida, pero el hilo
principal (un crimen... un monasterio... una joven al frente de un hospital...)
debe estar afianzado.
Luego yo veo la hoja en blanco
casi como una pantalla de cine antes de comenzar la película, es decir, lo que
trato es de imaginar escenas y describirlas, con diálogos, etc... Ojo no siempre
se presentan sucesivas y muchas veces se ven modificadas por otras, en fin...
hay que planificar, perseverar y mucha disciplina...
También es importante no
olvidarse de que se trata de una novela, es decir, literatura que busca
entretener y de paso compartir algunos conocimientos, por ese orden. No hay que
perder nunca el respeto por el lector ni machacarlo con todo lo que uno ha
recopilado (o lo que es lo mismo, no hay que “vomitar” todo lo que sabes encima
de ellos). De hecho una de las partes más dolorosas es cuando has encontrado
datos increíbles de la época y los tienes que apartar para que la trama pueda
seguir.
5. Cuando
uno acaba de leer La llama de la
sabiduría ya no es el mismo. En tu última novela has hecho una descripción
de la Valencia del siglo XV impresionante. De hecho, un valenciano, o cualquier
otro lector, ya no mirará, ni oirá las campanas
del Micalet del mismo modo, ni paseará por el Carrer de Caballers, el Pont del
Mar o les Torres de Serrans con el mismo sentimiento. ¿Cuánto tiempo le
dedicas a investigar y a conocer nuestra Historia? ¿Cómo lo haces?
La documentación duró un año y
dedicando bastante tiempo. Manejaba alrededor de 30 libros de historia y unas
20 tesis doctorales (a una media de 700 páginas cada una), además de decenas y
decenas de artículos, revistas especializadas, en fin... Luego sirve lo que
sirve, pero hay que buscar y a mí me gusta, lo confieso. Sin embargo eso forma
la base histórica que necesita una novela de este tipo, luego hay que evocar el
ambiente.
Lo más interesante y emocionante
es pasear por esos lugares en solitario, con calma, las veces que haga falta, e
imaginar. Haces un viaje en el tiempo, pasas entre la gente pero no estás allí,
sino en el siglo XV y lo que ves son carruajes, gente de entonces, al fondo un
condenado cuelga de una horca... ¿Qué aspecto tienen? ¿A qué huele el aire?
¿Qué se escucha? ¿Y de noche? ¡Sólo por esos ratos ya vale la pena todo!
6. También
nos ha sorprendido la importancia que le das a la mujer. ¿Por qué es necesario
hablar en el siglo XXI de una mujer, la protagonista, que hace seis siglos ya destacaba
por su fuerza, su conocimiento y sabiduría?
Las protagonistas de la novela
tienen algo que hoy en día aún debe recordarse: se respetan a sí mismas.
Aunque ahora la mujer tiene
reconocidos sus derechos civiles y está amparada por las leyes hay que mirar en
el interior. Si las estadísticas dicen que hay un repunte de la violencia de
género entre los más jóvenes es que algo está fallando... En la psiqué más profunda siguen anclados
principios, arquetipos y pautas machistas desde hace milenios. Las campañas de
concienciación están muy bien pero es la educación la que puede cambiar ese aspecto
más profundo y enquistado.
Un ejemplo: En cualquier ámbito
del conocimiento, desde muy antiguo, han participado mujeres y sin embargo
aparecen poco en los libros de texto (¿dónde están las filósofas griegas? ¿y
las pensadoras y escritoras de la edad media? ¿y las trovairitz que ayudaron a
crear nuestra lengua valenciana? ¿qué es la querella de las mujeres? ¿y las
pintoras? ¿las científicas?...). La desigualdad estuvo ahí y eso no se puede
cambiar, pero si desde niños nos hubiéramos educado en la seguridad de que el
pasado es de todos (de hombres y mujeres por igual), puede que viéramos así el
futuro. Se haría valer el respeto entre géneros. Quien selecciona qué debemos
aprender en Primaria, Eso y Bachillerato debería tenerlo en cuenta, y la
comunidad educativa también.
De poco nos está sirviendo
recordar una y otra vez la triste situación de las mujeres de otro tiempo.
Busquemos y veremos que hubo valor, audacia y sabiduría en muchas de ellas; esas
deben compartir protagonismo con los personajes habituales que estudiamos. Como
dicen ahora: “ponerlas en valor”. ¿Cómo? Conociéndolas. Hoy en día tenemos
Internet, una fabulosa arma para hurgar en la historia y conocerlas... Y luego
están los libros, por supuesto...
7.
¿Qué les dirías a nuestros
alumnos de ESO y Bachiller sobre la Historia y la mujer? Pues que no sólo la ciencia nos
ha demostrado que hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades, la historia
también, y el hecho de que la conozcamos poco no significa que no esté ahí,
hablándonos de incontables mujeres que, a pesar de la desventaja, demostraron
la misma capacidad intelectual, artística, política y científica que los
hombres. Que busquen, que busquen y verán...
El respeto no puede ser una
cuestión de género (es absurdo, carca y enfermizo). Ya las filósofas
pitagóricas afirmaban que la virtud o la necedad no es una cuestión de género
sino personal de cada uno.
Debemos educar y educarnos
(hombres y mujeres) para que ante cualquier situación la reacción que brote no
sea la machista sino otra basada en el respeto (eso podría tardar al menos dos
generaciones por lo que hay que empezar ya). Cualquier chica que interiorice
eso se respetará a sí misma y no se dejará avasallar por un machista...
8. ¿Y
sobre la importancia de leer y escribir?
En esto no tengo más remedio que confesar
mi caso. En mi casa, mi mujer y yo somos muy lectores, yo desde muy joven tenía
la ilusión de tener mi propia biblioteca y juntos hemos acumulado miles de
libros... Nuestros hijos nos han visto leer mucho. Mi hija mayor (15 años) se
ha sumado al carro buscando sus propios gustos, totalmente distintos a los
nuestros, cosa que veo genial, sin embargo el pequeño (11 años) no hay manera.
Es como si tuviera algo personal contra ellos y cuanto más lo animas peor...
¿Resultado? Pues que no tiene
nada que ver ni la manera de expresarse, oral o escrita, la manera de contar
las cosas, la manera de escribir, la comprensión de todo, desde un impreso
hasta un cartel anunciador...
El que no lee simplemente se hace
inválido intelectual, así de claro. Puede llevar una vida normal pero el
problema no es que se pierda un universo de historias y conocimientos, sino que
será carne de cañón el día que tenga que firmar un contrato, o deba leer algo
en público, o cuando reciba una multa y no sepa ni lo que le dice...
He llegado a la conclusión de que
no es malo obligar a leer a los jóvenes para que al menos aprendan la técnica,
pero así no se forman lectores. La única manera es que lector y libro
conecten... Hay que buscar, pues estoy seguro de que hay un libro para cada uno
de nosotros (una puerta de entrada a ese universo), el reto es encontrarlo.
Pueden pasar años pero yo no desisto con mi hijo, ¿y vosotros?
9. En
Leermásescribir recomendamos cinco libros cada mes a los alumnos y a los
padres, son nuestros TOP FIVE. ¿Cuáles son tus cinco libros favoritos?
Uff, difícil pregunta pero si
escribo los primeros que me vengan a la cabeza seguro que acierto:
-Drácula, de Bram Stoker.
-1984, de George Orwell.
-Sandokan, de Emilio Salgari (esta saga fue “mi libro”. Con ellos me
enganche a la lectura con 12 o 13 años).
-El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
-El señor de los anillos, de Tolkien (¡lo leí con 16 años en un solo
tomo que parecía la Biblia!).
-Ojo, no nos olvidemos de los
cómics... (buena manera de comenzar también), en mi caso Tintín
MUCHÍSIMAS
GRACIAS POR TU ATENCIÓN, ESPERAMOS VERTE PRONTO POR EL COLE.