Hace cuatro
semanas estuvimos en la presentación de tu libro, Eraide. La canción de la
princesa oscura, y explicabas que desde pequeño has estado interesado en
dibujar, leer, escribir… ¿Cuándo sentiste la necesidad de contar historias?
Te podría decir que desde siempre. Ya de pequeño leía comics,
concretamente los Don Mickey de los que aún guardo bastantes ejemplares, y
siempre imaginaba mis propias historias. Luego ya fue cuestión de tiempo que
tratara con mayor o menor éxito darles forma. Siempre para mí, pero a los
dieciséis años decidí atreverme con el mundo editorial y a partir de ahí
comencé a publicar.
Así, te das cuenta un día, que contar historias es una parte tan
importante de tu vida que sin ella te sientes vacío. Así que, la necesidad no
se cuando surge, sencillamente siempre estuvo ahí.
Nos sorprendió
cómo nos hablabas de Literatura, Historia, Arte… ¿Por qué consideras tan
importante “relacionar” todas las artes?
Todas las artes se comunican entre ellas. No son asignaturas aisladas,
sino que se entrelazan en un contexto y ayudan a entender cada episodio de esta
maravilloso cuento que es la Historia. Si quieres aprender a contar algo, busca
en ella, siempre encontrarás algún pasaje que ya ha ocurrido.
Poco importa si es fantasía, ciencia ficción o suspense… siempre hemos
imaginado, conspirado, traicionado y amado. Nunca vas a inventar nada que no
haya pasado antes.
Tu obra se
basa en una época concreta, siglo XIX, que tiene puesta la mirada en la
medieval ¿Cómo sueles documentarte para ambientar cada escenario y personaje? ¿Puedes
contar alguna anécdota?
Cuando empecé Eraide hace ya
quince años y, por aquel entonces, acudía a la biblioteca pero a día de hoy
internet es una gran herramienta. Como te comentaba en mi respuesta anterior,
la historia me ha dado muchas claves. Entender el pensamiento romántico del XIX
me ayudó a crear una historia ambientada en el pasado, tal y como imaginaban en
aquella época, pero en vez de soñar con el medievo hacerlo con el propio
romanticismo. Me pareció un juego interesante que daba una buena base para
contar una historia.
Mi otra gran fuente de inspiración son los viajes. Adoro hacer la maleta
y recorrer el mundo, da igual que sea a Teruel que a Tokyo, en hotel de cinco
estrellas o en un hostal. Disfruto conociendo nuevos lugares y culturas de las
que siempre aprendes.
Como curiosidad, había un lugar que describí en el primer libro “La
catedral de las Luces en Tiria”. Tenía una imagen construida con estilo
neoclásico a través de lo que aprendí en historia del arte durante la carrera
de Bellas Artes. Cual fue mi sorpresa al visitar tiempo después la catedral de
Granada era la viva imagen de lo que diseñé en mi cabeza. ¡Nunca he hecho
tantas fotos a las columnas de una catedral!
Cuando nos
mostrabas cómo dibujas parecía fácil, sin embargo para llegar a ese nivel
suponemos que habrás tenido que trabajar duro. ¿Qué es lo más difícil a la hora
de ilustrar una historia?
Terminarla. Es muy sencillo encontrar la idea, darles las primeras
pinceladas cuando estás cargado de ilusión, pero cuando entras en la monotonía
de horas y horas de trabajo siempre hay un punto de inflexión en el que
necesitas ser muy constante para llevarlo a buen término.
El resto, sólo se trata de estudiar y practicar mucho. No hay atajos.
¿Qué te gusta
más escribir o dibujar? ¿Por qué?
Jajaja. Siempre tengo que responder a esta pregunta. ¡Ambas! Me apasiona
crear, y si tuviera que decantarme por alguna de las dos disciplinas me sería
imposible. Siempre digo que pinto historias o dibujo letras.
¿Tienes algún
lugar “favorito” para inspirarte? ¿Algún “momento” del día?
La inspiración es esquiva y siempre hay que trabajar para buscarla. Me
encanta tomar algo en alguna cafetería tranquila, es lo que suelo hacer cuando
veo que me bloqueo. Cojo mis cosas, ordenador y bloc de dibujo, y me armo de un
buen café o té.
La hora del día, supongo que cualquiera. Antes trabajaba mucho por las
noches, pero el tiempo que estuve viviendo en Alemania me acostumbré a
levantarme pronto y ahora me cunden más las mañanas.
¿Qué consejos
darías a todos los alumnos que empiezan a escribir o a dibujar?
Paciencia y constancia, ese es el único camino. Si realmente quieren
dedicarse a esta profesión hay que saber crear cuando estás de buen humor y,
más todavía, cuando te van mal las cosas. Es una carrera de fondo pero que, con
tesón, da sus frutos.
Sabemos que
este camino es duro ¿Podrías contarnos algún momento especial que hayas vivido
donde hayas sentido que valía la pena seguir? ¿Cuál fue el más duro?
Curiosamente están entrelazados. Estuve viviendo en Alemania un tiempo y
coincidió con una temporada en la que se retrasaba la nueva edición de la
novela, no me llegaban encargos y me enfrentaba a un país del que no conocía ni
el idioma (ahora lo hablo un poco). Al final, pese a que fui con mucha ilusión,
tuve que volverme con la sensación de haber fracasado.
Sin embargo, tras pensar seriamente en tirar la toalla, unos meses más
tarde tomé la determinación de invertir mis ahorros en ir más de un mes y medio
en Los Ángeles, por un congreso de animación y, tras conocer a algunas personas
y ver mi trabajo, me invitaron a visitar los estudios de animación de Disney.
Fue un día muy especial, donde aprendí mucho y guardo la acreditación delante
de mi mesa para recordarme que merece la pena seguir.
Si no fueras
escritor, ¿dónde estarías?
Es muy complicado de saber, pero de pequeño quería ser maquinista de
tren. Jajajaja
Cada mes, la
comisión del blog de L+E, padres, profesores o alumnos recomiendan cinco libros
para nuestra sección TOP FIVE. ¿Qué libros nos recomendaría JAVIER BOLADO?
Me marcaron mucho cuando iba al colegio, pese a que es una lectura densa,
recomendaría cualquiera de las novelas de Sherlock Holmes de Conan Doyle.
Muchas gracias
Gracias. Ha sido un auténtico placer.
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