martes, 25 de septiembre de 2012

Pensando en el futuro...

El bebé anciano

Hay profesiones que enriquecen. Son costosas, implican un esfuerzo físico y mental o sirven de motivación para la vida propia.
Dedicar tu vida al trabajo social no siempre recibe la valoración que se merece, por lo menos por la sociedad en general, pero sí es importante para todas aquellas personas que estudian y trabajan para ayudar, como pueden, a los que nos rodean.

Son las 20:00h de la tarde. Un grupo de trabajadores sale del centro Corazón de Jesús de Alicante. Son mujeres, maduras en general. Hablan mientras caminan, sin pausa, dirigiéndose hacia sus hogares donde seguramente tendrán que seguir trabajando de lo mismo, pero sin cobrar, claro.
Desaparecen rápido. En su soledad piensan en la larga jornada de ese día y en lo cansadas que se encuentran.

-Es un trabajo costoso y delicado- Dice Marta mientras cambia un pañal.-Si no tienes paciencia… ¡es muy chungo!.
Trabajar en el centro a veces resulta divertido porque cada día aporta algo nuevo, una sonrisa, una palabra…

Hay algunos que pueden hacerlo todo y otros que no. A los que sí pueden hay que dejarles hacer las cosas por sí mismos y sólo ayudarles cuando realmente lo necesitan.
Hay días que sienten esa nostalgia de no estar en casa y de alguna manera te están diciendo que ellos no quieren estar ahí.

La despedida es triste. Pasan a otra etapa y han pasado mucho tiempo con los trabajadores. Eso se nota.

En cualquier caso, trabajar con niños hasta los 6 años es una aventura.
Esto es lo que piensa Rosa yendo a casa después de salir de su trabajo, el centro infantil Corazón de Jesús.
También piensa en lo cansada que está y en lo poco que le apetece cuidar de sus padres ancianos cuando llegue a casa, que al fin y al cabo, es el mismo trabajo…pero sin cobrar.

En nuestra vida, existe un gran paralelismo en nuestro inicio y nuestro final que hace que nazcamos y muramos igual. Menos mal que existen personas que dedican su vida a ayudarnos en todas y cada una de nuestras dificultades. 
Blanca Muñoz


"¡Mayday, mayday, solicito aterrizaje de emergencia!"

En un mundo donde la globalización es un hecho, en el cual la gente viaja no solo por vacaciones, sino también cada vez más por negocios, en el cual tenemos productos procedentes de Asia, África, América a nuestro alcance, cabe destacar la importante función del piloto de avión, tanto de personas como de mercancías, sin el cual sería imposible todo lo nombrado anteriormente.
Por suerte o por desgracia (para el que llega a serlo y para el que se queda en el camino respectivamente), es una profesión que no está al alcance de todo el mundo, primero y principal por el elevado coste de los cursos de preparación y formación, y segundo, y no por ello menos importante, por la propia preparación que requiere. Es un trabajo duro, pues en cada vuelo estás a cargo de cientos de vidas, o de mercancías valoradas en miles e incluso millones de euros. Tu vida está en peligro constante, ya que al mínimo fallo en tu pilotaje, o peor aún, en la máquina que pilotas, te puede costar la vida. Si bien, cabe señalar que las medidas de seguridad son máximas y que no se suelen producir accidentes. No obstante, cuando suceden son verdaderas catástrofes.
Para que veáis lo complicado que es, os voy a contar una historia que sucedió hace un par de años en el aeropuerto de Sevilla.
Un vuelo de Iberia dirección Brasil se disponía a salir. Despegó sin ningún problema pero mientras intentaba coger altura, un pájaro se interpuso en la trayectoria del motor derecho. Este falló y por poco no pierden  el ala derecha entera. Rápidamente el piloto informó a la torre de control para que las autoridades despejaran la carretera más cercana, el aterrizaje de emergencia era inminente. Tras diez minutos sobrevolando la zona con un solo motor, el piloto recibió la orden de aterrizar.
El balance final del suceso fueron cero víctimas mortales, algún que otro desmayo pero nada grave, y todo gracias a las peripecias del piloto para mantener el avión en el aire con un solo motor funcionando y luego aterrizarlo.
Ahora entiendo por qué solo unos pocos, los mejores, llegan a ser pilotos.

Julen Aguirreurreta Vidal

2 comentarios:

  1. Me gusta que los jóvenes se animen a escribir, y a escribir bien.

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  2. Julen, te felicito. No es fácil construir un texto así, y tú lo has hecho. Quién sabe si no tendremos a un futuro escritor entre esas mesas que visitamos cada día...

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