CAROLINA QUÍLEZ
Fue en las aulas y patio de este colegio donde descubrí que quería ser periodista: quería serlo para poder hacer de intermediaria entre la información y el público; para hacer algo tan apasionante como contar las cosas que pasan. No sé en qué momento ni qué edad tenía, pero sé que fue pronto y que fue cuando estudiaba aquí, en Santa Ana.
No hay nada como prepararte para aquello que te apasiona; poder dedicarte a aquello que te gusta es un lujo, no sé si al alcance de todos, pero desde luego es lo que me motivó a estudiar Periodismo: ni el afán por ser famosa (de hecho, el inconveniente más grande que encuentro a esta profesión) ni la “salida laboral” de la carrera. Estudié aquello que me gustaba, lo que quería que se convirtiera en mi oficio.
Y para ello me preparé: cinco años en la Universidad CEU San Pablo de Moncada, el único centro entonces que impartía la carrera entonces (hablamos de 1991), y desde segundo curso haciendo prácticas en una emisora local. Allí descubrí LA RADIO, ese medio de comunicación mágico. Como oyente que era, desde siempre había sentido una atracción especial por la radio (recuerdo cómo todas las mañanas me despertaba y desayunaba con las voces de los locutores que salían del transistor de mi madre). Tuve la suerte de encontrarme con ella pronto.
Durante el último curso de Periodismo, Ximo Rovira se puso en contacto con la Facultad: empezaba un magacín musical vespertino en Ràdio 9, y buscaba una estudiante con experiencia en el medio y que supiera valenciano e inglés. Me presenté al casting y me escogió; siempre le agradeceré que me diera la oportunidad, y que me enseñara y aconsejara en muchas de las cosas que después me han servido de guía. Así empezó una etapa apasionante, donde compaginaba estudios y trabajo: allí aprendí realmente a hacer radio, en contacto con profesionales que me enseñaron el oficio, algunos de los cuales son hoy grandes amigos. Después del “Top magazine” (así se llamaba el programa) vendrían otros espacios musicales, hasta que en 1998 di el salto a mi género preferido: el magacín. Primero en el fin de semana, copresentando “Un fum de coses”, después de nuevo con un ya famoso Ximo Rovira en el magacín de la mañana - haciendo unidades móviles, produciendo y redactando entrevistas,y al micro con algunas secciones y presentando el programa cuando él no estaba- . Así hasta que, en 2002, pasé a formar parte del equipo de Paco Nadal, en su magacín de mediodía, “València Directe”. Empezaban 8 maravillosos años de trabajo, aprendizaje y felicidad. Antes de trabajar con él, yo observaba que todo el mundo se dirigía a Paco llamándole “el mestre”. Pronto entendí por qué: el primer día me hizo entrar al estudio y me dijo que olvidara el guión, los papeles, y que improvisara. Fue Paco quien me ayudó a descubrir que debía confiar en mí misma, en mi capacidad, quien me hizo ver que todos nos equivocamos, y que lo importante NO es el error, sino superarlo, cómo se sale del atolladero. Naturalidad, humor, humildad…son algunas de las cosas que definen el hacer del Mestre y que he intentado estén siempre presentes en mi trabajo. Entrevistas, coordinación de temas, copresentación, programas especiales exteriores…de nuevo tuve la suerte de “tocar todos los palos” del periodismo radiofónico.
Y en 2010 me toca volar sola: empecé a dirigir y presentar el magacín vespertino. ¿Qué nombre le podía poner al porgrama?. No podía ser otro: “Coses que passen”. Por “el Coses” pasaron tertulianos con los que analizamos la actualidad, un sinfín de entrevistados - muchos de ellos famosos-, hablamos de música, de niños, de cine, de las nuevas tecnologías, de libros…Fueron casi cuatro años, todas las tardes, de lunes a viernes, de 16 a 19 horas.
El programa acabó cuando se cerró la radio y la tele.
Hoy, de nuevo, la radio se ha cruzado en mi camino: todos los jueves colaboro en una nueva emisora, la 99.9 Valencia Radio, con entrevistas, por ahora a personajes como Santi Cañizares, Antonio Molero, Kira Miró, Alfred Picó…De nuevo siento el cosquilleo y la emoción cuando se enciende la luz roja del estudio que dice “estamos en el aire”.
¡Es la magia de la radio!